lunes, 20 de octubre de 2008

Gran Canaria Challenge 2008
















... Así fue... A la hora sexta de la noche, poco antes del amanecer parte una carrera de 75 km cuya meta se encuentra al otro lado de la isla, en la ciudad de las Palmas. Allí en la Plaza de S. Telmo junto a Triana terminarán nuestros pies de rodar. Los frontales iluminan la noche y ascienden por el barranco como un ejército de luciérnagas. Los primeros tropiezos no se hacen esperar. Y es que hay mucha piedra suelta, matojos, suelo resbaladizo...Me siento con ganas, voy ligero de piernas, no hay fatiga. Un pequeño bosquecillo aguarda más arriba y disfruto de ese aire fresco que regala la mañana. Ya es de día, apago el frontal y lo guardo. Continuo adelantando. Todo va bien. Y al llegar a la carretera pierdo la orientación. Me dirijo hacia la derecha ajeno al atajo de la izquierda que señala un ci nta. Cuando me doy cuenta he recorrido un kilometro cuesta abajo . Vuelvo sobre mis pasos pero he perdido motivación. La mente me aguijonea. Otra vez ha vuelto ha ocurrir, las variables imprevisibles. Hay que estar preparado para esto. Cuando llego al primer avituallamiento de Las Niñas he perdido casi un cuarto de hora.





Comienza la subida hacia el Pico de las Nieves. Diviso a Santi. Pincho al rato. Calambres y ligero mareo. Me pasa generosamente los bastones. Hago un parón y descanso. Me ha venido bien, recupero y continuo. Ahora subo solo hacia Roque Nublo. Bien, he coronado. Bajo por el sendero y giro a la izquierda, pero ¡Ay! por ahí no es. Me encuentro de nuevo en el mismo punto en que hace 15 minutos me encontraba. ¡Vamos! a repetir la subida. Parezco Sísifo con la piedra al hombro. Ya no quiero perderme y camino junto a un compañero que conoce el terreno, pero él no corre, camina y así lo hago yo hasta el Pico las Nieves. He perdido gas y ganas. Pienso en el retiro. Pero no me gusta morir sin pelear. Adelanto, corro y llego al LLano de la Pez. Allí esta el avituallamiento. ¡Qué ganas de tirar la toalla!





Ahora todo es bajada. Solitario voy por la carretera y a punto estoy de perderme en ese infinito si no me silban a lo lejos . Me adentro por el bosque, qué maravilla, gozo, disfruto de esta naturaleza. Rememoro momentos pasados en el valle. Veo pastar vacas... el ambiente es bucólico. Y ahí aparece S. Mateo. Pierdo de nuevo la orientación, no identifico las señales. Bajo por una calle y me adentro en un barranco. Al cabo no tiene salida. Unas cabras me cierran el paso. Vuelta para arriba, ¡ya esta bien! Esto parece un chiste.





Decido trotar por la carretera hasta Santa Brígida. Llueve. Me gusta. Siento frescor. Son siete kilómetros en los que además de correr medito. El tiempo se hace relativo, es como si flotara. Una chica se acerca con el coche junto a mi. "Vamos que te mojas" "Te llevo"... Jeje, no puedo, esto es una competición y hay que jugar limpio...¡Anda pero si vas empapado!...."de verdad no puedo, tengo que llegar con los pies!, Adios, gracias.





Entro en el pueblo. Tomo agua, naranjas y chocolatinas en el avituallamiento. Quedan 16 km. Ahora es un barranco la siguiente apuesta, un pedregal. Apenas se puede trotar, solo dar pasos largos y caminar la mayor parte de las veces. Las lluvias han arrastrado el lecho terroso y solo queda la piedra suelta. Me encuentro con muchos atletas a lo largo de su cauce. Me hago una idea de ese sufrimiento último. Su empeño y tesón se merecen el mayor de los elogios. A cinco minutos y medio el km, llegaré a las 6,30 horas pm, unas 12,30 horas de tiempo total. Esta estimación no va a fallar. Siempre he corrido en la cinta del gym y tengo milimitrada la cadencia de los pasos.





Más abajo el barranco da un respiro y se convierte en un sendero generoso...y corro ya sin parar los 5 km últimos. No descanso un momento. He perdido una batalla pero no la guerra. No hay que darse nunca por vencido porque la voluntad, el dominio del querer se repone frente a las dificultades y cruza las metas más lejanas. Ya corro por Triana, la calle rebosa de gente, te animan, es el sabor dulce de la llegada...y ahí esta la meta...Ay! si fueras mujer no pararía de besarte.





Quiero agradecer enormemente a toda la organización, a las chicas y chicos de los avituallamientos. Todos ellos nos hacen sentir lo mejor del mundo. Son estupendos. También a los muchachos del ejército.Gracias por animarnos. A los fotógrafos por inmortalizar nuestros gestos.





Mención especial para Aaron, por fin lo conocí, al "bichillo runner". Eres grande.





Y bien amigos, hasta otra... nos vemos en la carrera.