sábado, 10 de mayo de 2008

Con el guardián del refugio







... el entrenamiento de hoy tenía una finalidad especial. Arriba, a 3250 metros de altura, en el refugio de Altavista nos esperaba Antonio. Mientras él se afanaba en tareas culinarias, Santi y yo saliamos del Portillo por el sendero número 1. Y tras entrar en calor nos desviamos por el 27 camino de Montaña Blanca. Bello recorrido, pateado en su día por aventureros, exploradores, científicos en su ascenso al Teide. Llegados allí tomamos el sendero número 7 que nos lleva a nuestro objetivo. Por él suben y bajan senderistas que van o vienen de pasar la noche. Se les nota algo cansados y es que es dificil conciliar el sueño a tal altura (más tarde nos comentó Antonio que algunos de ellos habían llegado, la noche anterior, bastante débiles y exhaustos).



Tocamos la puerta trasera, Antonio se haya en la cocina preparando un picadillo de pulpos, pimientos, cebollas...se esmera, se ve que le gusta. Todo ello lo acompañamos de un vino y queso manchego. Comparte también la mesa Lorenzo, guardián algo más joven, buen muchacho. Pasamos un rato agradable en un domingo de tiempo claro, despejado. Aquí, desde este nido de aguilas, se olvida uno de todo y disfrutas de los instantes ansiando que sean eternos...

3 comentarios:

anita (la gurisa) dijo...

Veo que fue algo mas que un quesito y un vino, que envidia, asi cualquiera ... yo hubiera ido solamente por esa fuentezota de pulpitos... ;)

Cientounero dijo...

Eso, que envidia, hacer una caminata por un paraje de ensueño, a esas alturas y dar luego de unas buenas tapas y vinos.

Mejor es imposible pintarlo.

odiseo722 dijo...

sí, se disfruta de verdad, una temporadita allí cura todo los males de la vida y si acompaña el vino multiplica por cuatro los goces eternos,jeje.Es el mejor remedio para el mal de altura.